Son el resultado del roce constante de la ropa o el calzado sobre la piel. También se producen en las manos cuando se realizan deportes o actividades a los que la piel no está acostumbrada.
Por más molesta que sea una ampolla , no hay que pincharla para sacarle el líquido.
Tratamientos caseros:
Apósitos: cubrir la ampolla con un apósito antiinflamatorio para protegerla y prevenir infecciones.
Hojas de repollo: preparar un apósito de algodón con hojas de repollo hervidas en leche. Aplicar caliente dos o tres veces al día.
Cataplasma de zanahoria: rallar una zanahoria y aplicar en forma de cataplasma fría directamente sobre la ampolla.
Jugo antiséptico de ajo: machacar 2 o 3 dientes de ajo en un mortero y aplicar el jugo directamente sobre la ampolla.
Harina de maíz: si la ampolla se revienta, se puede evitar una infección aplicando una pasta de harina de maíz o harina de maíz y miel.
Ácido bórico: las ampollas grandes reventadas y difíciles de proteger pueden ser espolvoreadas con ácido bórico y luego cubiertas con una gasa esterilizada. Proteger con alguna forma de vendaje suelto.
Aromaterapia: Eche unas gotas de aceite esencial de lavanda en una gasa y colóquela sobre la ampolla. Asegúrese de que la gasa no sea tan densa como para impedir que el aire llegue a la ampolla.
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